Los alineamientos automáticos o en función de la afinidad personal de los gobernantes no suelen ser los más convenientes. Porque lo que importa es el interés nacional que requiere buenas relaciones con los Estados Unidos, pero también entender que nuestros mercados más importantes están en Asia por la magnitud de su población y de su economía.
En el artículo de la semana pasada señalábamos cómo las necesidades de inversiones y financiamiento que requería el equipamiento del país nos hacían mirar a Europa, que además era el mercado principal para nuestras exportaciones.
Sin embargo, cuando asume Carlos Pellegrini la presidencia al renunciar Juárez Celman, intenta obtener fondos en los Estados Unidos para superar la crisis, que no fue solo nacional, iniciando las gestiones pertinentes. La respuesta fue positiva pero cargada de exigencias, algunas tan inadmisibles como que pretendían imponer el Directorio del flamante Banco Nación.
La jugada de Pellegrini tuvo efectos beneficiosos para el país porque la banca inglesa y francesa (los empréstitos colocados en la primera presidencia de Roca eran de Bancos franceses), ante el temor de ser desplazados por los Bancos de Nueva York mejoraron las condiciones ofrecidas al país para superar la crisis.
La guerra de Cuba en la que los Estados Unidos enfrentó a España provocó una reacción negativa en la región. En la primera década del siglo pasado escritores como Manuel Ugarte, Ricardo Rojas, Manuel Gálvez y el uruguayo Enrique Rodó plantearan la afinidad entre los países latinoamericanos y los riesgos de la intromisión estadounidense en la región.
En 1914 el presidente Victorino de la Plaza, promotor con su canciller Muratore del ABC, la acción diplomática conjunta de Argentina, Brasil y Chile plantea la intervención de los tres países en una mediación ante la ocupación por la marina de los Estados Unidos del puerto de Veracruz durante la revolución mexicana. dando lugar a negociaciones en Niágara Falls.
En su primera presidencia Yrigoyen resiste las presiones para entrar en la guerra mundial y veta un intento de adquisición de los ferrocarriles de capital británico por parte de inversores estadounidenses.
Antes de la guerra visitó el país el ex presidente Theodore Roosevelt y durante la segunda presidencia de Yrigoyen, el presidente electo Hebert Hoover. En el gobierno del general Agustín P. Justo tiene lugar la primera visita de un presidente en ejercicio, se trata de Franklin Delano Roosevelt quien viene con Cordell Hull secretario de estado. Este funcionario, respaldado por el lobby agrario de su país, tenía antipatía por Saavedra Lamas por haber logrado terminar con la guerra del Chaco.
El presidente Castillo logra por primera vez acuerdos comerciales y una línea de financiamiento de importaciones desde ese país. Pero la política de neutralidad no es aceptada por los Estados Unidos que presiona para cambiarla hasta que el presidente surgido del golpe del cuarenta y tres, el general Ramírez rompe en enero de 1944 relaciones con Alemania, presionado por haberse detectado sus tratativas en Alemania para la provisión de armamentos.
Antes, en 1942 en la conferencia de Río de Janeiro, la decisión del presidente Castillo de no aceptar la presión de los Estados Unidos de romper relaciones con Alemania, Italia y Japón significo la postergación del financiamiento para la planta siderúrgica que se levantaría en San Nicolás.
Atribuir el desarrollo brasileño a su decisión de participar en la segunda guerra y nuestro retraso a no hacerlo es bastante relativo. Helio Jaguaribe en una historia sobre la industrialización brasileña sostiene que Brasil no recibió compensaciones importantes por su rol en la guerra, salvo un crédito para la planta siderúrgica de Volta Redonda.
En la asunción de Frondizi está presente Richard Nixon, entonces vicepresidente. A principios de 1960 arriba el presidente Dwight Eisenhower cuyos primeros años de mandato coinciden con los últimos del segundo gobierno del general Perón en el que se produce una notoria mejora de las relaciones entre ambos países.
Con el presidente Frondizi hay un buen clima en los vínculos bilaterales que permiten atraer inversiones y financiamiento para recuperar al país de la crisis de inversión que venía de los cuarenta. Frondizi mantuvo una política de cooperación y fortalecimiento de las relaciones, pero no de seguidismo; esto le valió problemas con sectores civiles y militares que reclamaban alineamientos automáticos. Su gobierno coincide con el triunfo de Castro. El presidente argentino cree que debe evitarse el aislamiento de Cuba e impedir que se convierta en un satélite de la Unión Soviética.
El canciller Miguel Ángel Cárcano, amigo personal del presidente Kennedy al que conoció en Londres en 1940, fue interpelado por algunos jefes militares por haber fijado una posición independiente en la conferencia de Punta del Este: «Nunca pensé que me enrostren mantener una política independiente, en vez de felicitarme”, les dirá.
Siendo titular del Consejo de Seguridad Kissinger tantea al presidente de facto Lanusse para intervenir en Chile promoviendo el derrocamiento de Allende. La respuesta del general Lanusse fue clara: “Ustedes ya tienen un Vietnam, no me endosen otro”.
En este siglo oscilamos entre el griterío inconducente K o en el servilismo actual. La paralización de obras de la Universidad de San Juan de un radio telescopio con equipamiento chino es una muestra lamentable. Cabe señalar que esa Universidad tiene observatorios desde hace años con la Universidad de Yale y la de Columbia.
Los alineamientos automáticos o en función de la afinidad personal de los gobernantes no suelen ser los más convenientes. Porque lo que importa es el interés nacional que requiere buenas relaciones con los Estados Unidos, pero también entender que nuestros mercados más importantes están en Asia por la magnitud de su población y de su economía.
* El autor es presidente de la Academia Argentina de la Historia.
Fuente: https://www.losandes.com.ar/opinion/argentina-eeuu-ni-griterio-inconducente-ni-servilismo-n5967229